La palabra es materia prima para el escritor, pero eso no quiere
decir que a mayor dominio y a más riqueza del vocabulario mejor será el escritor.
Una persona
puede aprenderse todo un diccionario manual para volverse un artista de la pluma, pero a la hora de transmitir y persuadir
es cuando descubrimos nuestro pobre Léxico.
De ahí la grandeza del escritor puesto a que en ellos no reside
comúnmente "el eterno problema del matiz" Que quiere decir esa frase "el eterno problema
del matiz”.
El pintor
utiliza en su paleta los miles de colores que la naturaleza ofrece, pero solo
el buen pintor sabe que solo basta con unos pocos colores bien manejados y con una sabia
combinación de los colores primarios, secundarios intermedios y complementarios.
De esta comparación entre pintores podemos aclarar que:
El mejor pintor
no es el que tiene la paleta llena de colores sino el que combina, mezcla y
contrasta a base de unos cuantos tonos fundamentales.
El pigmento
nunca será el cuadro y el ladrillo la casa, tampoco el vocablo es el libro, las
palabras nunca se toman al azar como peras en el mercado de frutas.
Existe un libro llamado los cuatro acuerdos que está compuesto
por cuatro reglas, pero en él solo interesa la primera regla que dice
"Se impecable con tus
palabras"
De esta frase se pueden concluir una infinidad de pensamientos
pero aterrizando la idea; la
palabra tiene un poder mágico, la
palabra puede hacer que trascienda un libro, un autor, na palabra bien
utilizada puede cambiar mentalidades, motivar personas, ganar demandas en el caso de nosotros
los abogados, conseguir aumentos
etc.
Poetas,
escritores y dramaturgos afirman que la palabra solo es algo más simple que un
vehículo del pensamiento y resulta ser más objeto que medio, el protagonista
del contexto y creadora de vivencias.
Hasta este punto solamente se ha hablado de escritores y
la palabra, lo siguiente será relacionar a la palabra con el abogado.
La descripción más popular común y corriente del abogado es:
ü Persona con verbo.
ü Persona con labia.
Lo que el populismo (la mayoría de las personas)
no mira es que para lograr tener un buen dominio del habla primeramente es necesario: tener un excelente
dominio de la palabra y para tener un excelente dominio de la palabra
necesitas tener un muy enriquecido acervo cultural, y no solamente se es
necesario eso si no también es necesario tener dominio de tu cuerpo y de tu voz a el
momento de transmitir por motivo del populismo es necesario decir que el
perfil de un abogado es aquella persona definida, decidida con sentido de
pertenencia y
justicia, amplio pero independiente de pensamiento, social , con concepto de
moral, con capacidad de análisis y percepción sensible , fluido al expresarse y
cordialidad.
El mejor
abogado no es el que tiene el mejor acerbo jurídico, la mejor retórica, el
mejor léxico, o incluso el que tiene el mejor lenguaje corporal. El mejor licenciado en
derecho es el que puede utilizar todas
y cada una de estas artes en todas sus actuaciones y solo así será posible
decir que tiene dominio de la palabra y que la utiliza como utensilio.
Hablando de los utensilios que
puede tener el abogado a su alcance para una mejor comunicación y uso de la
palabra, veremos que como un utensilio importante encontramos la retórica y la argumentación.
¿QUÉ
ES LA RETÓRICA Y LA ARGUMENTACIÓN?
La
retórica jurídica es una técnica de
argumentación y un modo de construir la verdad. La retórica jurídica que se
propone en el artículo concibe al lenguaje como un proceso de construcción en
el que la competencia lingüística, entendida como la capacidad de actuar
lingüísticamente del sujeto, constituye el eje fundamental de las prácticas
discursivas jurídicas. Proponemos que el discurso del lenguaje legal es una
construcción en permanente desarrollo, oponiéndonos a la idea del lenguaje como
algo dado.
La argumentación se
denomina argumentación a la exposición de razones que justifican algo, por ejemplo una idea,
un hecho, una conducta, etcétera. La argumentación para ser válida y creíble
debe realizarse en base a pruebas y razonamientos fundados.
La labor del abogado, ayer y
hoy, consiste esencialmente en fungir como interlocutor.
Los abogados son quienes
dominan el arte de la palabra para ejercitar su profesión.
La actividad intelectual del
abogado fluye por medio de la palabra y del razonamiento por ella articulado,
porque el derecho es en función de la lengua que no se limita a expresarlo por
estar alejado de ella. La ley surge con o como lenguaje.
No es raro que la palabra pueda
tener más fuerza que la cadena argumental de un discurso, o sea la clave del argumento,
el caudal lingüístico del abogado no se nutre de concavidades ni de exuberante
indiscriminadas, sino más bien de piezas debidamente ensambladas.
El abogado debe describir,
ordenar, distinguir y razonar por medio de las palabras.
La enseñanza retorica fue parte de los estudios jurídicos
por muchos años; sin embargo, particularmente la retórica fue y a un es
rechazada por la crítica o por el silencio, que ya no tiene un rango de
disciplina, ni se le otorga la categoría de arte, aunque detenta una larga tradición,
tiene adeptos y nunca fue eliminada cierta dosis de retoricismo. La retórica ensenó
como razonar, como decir, y como persuadir.
La retórica ha estado muy
vinculada con la gramática, literatura, lógica, dialéctica y jurisprudencia, e
incluso se le ha considerado como parte de algunas de ellas. Está ligada con la
persuasión, lo que un abogado se es experto cuando se conoce
La retórica está más vigente
que nunca.
Con esta
definición logramos concluir que la palabra es
el arma de defensa y de ataque para el abogado, es su forma de decir "No dejaré
que esto pase".
La palabra es
para el abogado lo que son las pinturas para el pintor, lo que es la madera
para el carpintero, lo que es la pala para el albañil.
INTEGRANTES:
Osuna Velazquez Ana Lilia
Zamudio Acosta Pedro
Dueñas King Kasiel
Ramirez Zepeda Sandra
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